viernes, 2 de diciembre de 2011

"El Chacho" Rodriguez en su mejor versión

Sergio Rodríguez... ¿qué la pasa a Sergio Rodríguez? Esa es la pregunta que se hacían muchos los últimos años al ver como el base canario no lograba imponer su indiscutible talento sobre el parqué.
Tras enamorar al mundo baloncestístico en el inolvidable Europeo Junior de Zaragoza en 2004, y asentarse en la ACB de la mano de un Estudiantes que apostó por él, 'El Chacho' decidió cruzar el charco para probar fortuna en la NBA. Y en Estados Unidos, a pesar de la percepción de muchos, sus números no fueron tan grises.
En este último partido de Euroliga a demostrado el bien que le esta haciendo la llegada de Pablo Laso, que en sus tiempos era un jugador igual que Sergio, rápido, con facilidad para asistir y con mucho talento, aun que a pasado por etapas duras, todavía le queda mucho basket que dar en el Madrid y quién sabe si Scariolo tomo ayer nota sobre él para los próximos Juegos Olímpicos.

¿Qué hubiese pasado de seguir en los Suns?
Su aventura estadounidense empezó con su selección con el número 27 del Draft'06 por los Suns, y ese mismo día su carrera en la NBA se puso muy cuesta arriba. Cuando parecía que Sergio podría curtirse en un equipo que se adaptaba perfectamente a su estilo, y la sombra de un maestro de lujo como Steve Nash, Phoenix decidió traspasar sus derechos a los Blazers, un auténtico agujero negro para jugadores europeos (Fernando Martín, Djordjevic, Drazen Petrovic y hasta Rudy Fernández).
Con McMillan se adaptó para madurar como jugador
En Portland el base español tuvo que aprender a adaptarse a un entrenador, Nate McMillan, que nunca tuvo confianza en su juego. A pesar de la creencia generalizada de que Sergio fracasó en los Blazers habría que recordar que, adaptándose a las exigencias de McMillan, promedió 4,5 puntos y 3,6 asistencias en 15,3 minutos en su último año en la lluviosa Oregón.
El curso 2009-2010, tras curtirse tres años adaptándose a las exigencias del inflexible McMillan, parecía el de su definitiva eclosión en la NBA, pero su paso por los pocos competitivos Kings y por unos descompuestos Knicks no fue tan fructífero como podía parecer en un principio. 39 partidos en Sacramento promediando 6 puntos y 3,1 asistencias en 13,3 minutos y 27 encuentros en los Knicks con números de 7,4 puntos y 3,4 asistencias en 19,7 minutos.

Vuelta a España de la mano de Messina
Tras descartar la opción de seguir en la NBA, y con sólo 24 años y toda su carrera por delante, Sergio se dejó seducir por la oferta de un Real Madrid llamado a grandes cotas de la mano de Ettore Messina. ¿Para qué quiso el italiano a un jugador que representaba la antítesis del baloncesto lento y aburrido que implantó en la casa blanca? Con Messina el base canario, falto de confianza en su juego tras ver como desde la banda cercenaban una y otra vez su estilo, sólo pudo brillar con cuentagotas.
Con Pablo Laso cambió todo
Pero para Sergio Rodríguez, y para el Real Madrid, se abrió el cielo el día que Pablo Laso fichó por el Real Madrid. Laso, que en sus tiempos como jugador destacó siempre por su velocidad, facilidad para asistir y liderazgo sobre el parqué, ha logrado lo que parecía imposible en el Madrid de Messina: recuperar al auténtico Sergio.
El técnico ha implantado un estilo supersónico que se adapta a la perfección al juego de 'El Chacho' y también del equipo (ya han quedado para el olvido las broncas pretéritas desde la banda cuando un jugador trataba de correr). Sergio Rodríguez ha respondido a lo grande el último mes a la confianza que le ha otorgado Laso, pero el paso al frente lo ha dado en Milán.
En el triunfo ante el EA7 Emporio Armani Milan de Sergio Scariolo (¿habrá tomado nota para los Juegos Olímpicos?) Sergio Rodríguez (19 puntos, 4 rebotes y 2 asistencias en 24 minutos con puntos decisivos) demostró que también puede ser un base decisivo dirigiendo en estático.
Con Pablo Laso el Real Madrid no sólo se ha reconciliado con la afición de la mano de un estilo que engancha, también ha devuelto al baloncesto a un talento que estaba secuestrado por discutibles rigores tácticos, el de Sergio Rodríguez.

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